PROCESOS SELECTIVOS (6): LA APERTURA DE PLICAS
¿Qué es una plica? Según la RAE es un sobre cerrado y sellado en el que se reserva algún documento o noticia que no debe publicarse hasta fecha u ocasión determinada. He de reconocer que nunca había escuchado esta palabra hasta que me presenté por primera vez a una oposición. Se trata pues de vocabulario para opositores y funcionarios.
Para que se entienda el significado de este término, es necesario ponerlo en contexto. En los exámenes de las oposiciones, los opositores reciben la siguiente documentación:
- Instrucciones
- Texto del examen
- Hojas en blanco
- Sobre pequeño
- Sobre grande
Según indican las instrucciones y repiten los cuidadores del aula, debe meterse dentro del sobre grande las hojas del examen, las hojas escritas adicionales y el sobre pequeño cerrado, el cual contiene una cuartilla que rellena el opositor con sus datos personales (generalmente nombre y apellidos, fecha, DNI y firma). Esa es la plica. El citado sobre grande no debe cerrarse.
Una vez terminado el examen, los miembros del tribunal proceden a numerar los sobres, haciendo coincidir el número dado al sobre grande y al sobre pequeño que hay en su interior, de ahí la insistencia en que no se cierre el sobre grande. Este proceso es público para evitar suspicacias.
De esta manera, el tribunal corrige los exámenes sin conocer la identidad del opositor y, cuando tiene los números de los exámenes aprobados, procede a convocar sesión pública para la apertura de las plicas, es decir, cada uno de los sobres pequeños cerrados y numerados cuyo número coincide con el de cada uno de los sobres grandes que contiene los ejercicios aprobados.
Y de esta forma, los miembros del tribunal se convierten en unos improvisados niños de San Ildefonso recitando la siguiente cantinela mientras proceden a abrir las plicas: número de plica – nota – apellidos-nombre. Es como la lotería, solo le toca a una reducida minoría, con la diferencia que aprobar una oposición no es fruto del azar sino del estudio y del esfuerzo.
La sala donde se celebra la apertura de plicas se convierte en un teatro de los sueños, se llena de opositores esperando a escuchar su nombre en medio de un silencio expectante. Puede que sea un primer examen, uno intermedio o el definitivo, en todos los casos es eliminatorio, no caben segundas oportunidades ni repescas, se trata de una eliminatoria de Copa sin vuelta atrás, o pasas o quedas eliminado, y en caso de que sea el último examen, te conviertes en funcionario de carrera o sigues siendo opositor. Hay mucho en juego, tanto que el resultado puede cambiarte la vida (si apruebas, claro).
No todos acuden con las mismas expectativas, depende del tiempo que llevas opositando, cómo crees que te ha salido el examen, si tienes trabajo fuera de la Administración, la edad… Cada opositor es único, con sus circunstancias y su trayectoria en las oposiciones.
Si pensabas que tenías opciones y no te citan, es como si volvieras a la casilla de salida o te despeñaras cuando estabas a punto de alcanzar de la cima de un ochomil. Sientes que estás cerca de la tierra prometida pero a la vez muy lejos, teniendo que volver a repetir la larga travesía por el desierto. Es un momento difícil que cuesta asimilar.
Si pensabas que ibas a aprobar y lo consigues pero no es todavía el examen definitivo, te reafirma en tu trabajo y te otorga confianza de cara al siguiente reto, pero sin caer en la trampa de que por haber sacado buena en un ejercicio vayas a superar la oposición.
Si es el examen definitivo y te nombran como aprobado es un momento que se recuerda toda la vida. El mundo se para para ti en ese momento, quedas en estado de shock y cuesta reaccionar. Te planteas si es real, fruto de tu imaginación o un sueño, hasta que reparas que es cierto. Entonces eres consciente, tu vida ha cambiado, ya eres funcionario de pleno derecho (a falta de meras formalidades). Nunca olvidaré ese momento, ni ese lugar, ni esa fecha, ni siquiera la hora… y por supuesto esa preciosa cantinela:
“Plica número 54; nota 20,20; ……………. ……………, …………….”