NEGOCIOS QUE VIVEN DE LOS FUNCIONARIOS
Como expliqué en el artículo publicado el 6 de noviembre de 2015 titulado El estigma de los funcionarios, los tópicos sobre los empleados públicos están arraigados en nuestra sociedad. Somos vagos, vividores, aplicamos la ley del mínimo esfuerzo, tratamos a los ciudadanos con desdén… Hoy quiero analizar otra de esas leyendas urbanas que dice que somos una lacra y ganamos demasiado dinero.
No voy a entrar a comparar nuestra nómina con la de puestos asimilables de la empresa privada ni justificar que desde que estalló la crisis económica en España hemos visto reducido nuestro poder adquisitivo, en este artículo quiero poner en valor el impacto que tenemos en la economía.
Me gustaría saber qué sería de esos bares y restaurantes que decidieron abrir junto a un edificio en el que prestan servicio empleados públicos, ya sean comisarías de policía, juzgados, centros de enseñanza o dependencias de oficinas de cualquier Administración Pública ¿Por qué se ubicaron allí? ¿Fue por casualidad o consideraron que iban a tener una clientela fija de lunes a viernes? La respuesta es obvia. Alguien pensará, claro, os pasáis la mañana en el bar y yo respondo que tenemos media hora de descanso que podemos usar a nuestro gusto y la proliferación de tornos para el control horario hace imposible alargar más este tiempo. Y además, es posible acudir al bar una vez terminada la jornada, por ejemplo los viernes para celebrar el fin de la semana laboral, algo que también se hace mucho en la privada pero no es criticado.
Otra cuestión relevante son las pagas extraordinarias. Con la de verano podemos plantearnos un viaje por España o el extranjero y con la de Navidad costear los regalos y las cenas ¿Qué le parecería a los comercios y agencias de viajes que nos quitaran las pagas extras? Huelga decir que quieren que las cobremos, cuanta más población con estabilidad económica para dejarles dinero mejor que mejor.
Lo mismo sucede con las inversiones, como la adquisición de la primera vivienda o la compra de segundas residencias ¿Quién puede plantearse estos desembolsos? Por ejemplo, funcionarios de carrera de nuevo ingreso o familias con niños cuyo progenitor o progenitores sea(n) empleados públicos. La seguridad laboral permite plantearse cosas que de otra manera serían difíciles de imaginar.
Más allá de la labor desempeñada por cada funcionario en su puesto de trabajo, que las habrá mejores y peores, los empleados públicos jugamos un papel importante en la economía y más aún en tiempos de crisis. El devenir de muchos negocios depende de nuestra iniciativa y, desde un punto de vista macroeconómico, el empuje de la demanda interna. No somos parásitos, somos muy necesarios. Por eso los políticos, a los que les hacemos el papeleo y el trabajo sucio para que ellos se hagan la foto y salgan en la prensa, deberían plantearse si rebajándonos el sueldo y no pagándonos las extra nos están haciendo daño solo a nosotros o también a muchos otros ciudadanos.