CUESTIÓN DE COSTUMBRES

30.09.2018 12:45

Este artículo habla sobre el día a día del empleado público, de cómo planificar la jornada laboral en función de preferencias, necesidades y obligaciones, para lo cual es necesario conocer cuál es el marco horario en el que nos movemos.

 

En este sentido, cabe decir que, en la Administración Pública en que trabajo hay que cuadrar un mínimo de horas por cada mes natural, es decir, que se nos exige haber hecho un número de horas determinado a fecha del último día laborable de cada mes, sin importar cuál ha sido la evolución durante los restantes días de dicho periodo. Así pues, se puede tener un saldo negativo (deber tiempo) durante 29 de los 30 días de un mes cualquiera a condición de que al final de ese último día el saldo final total sea positivo o cero.

 

Para ello, en cada jornada existe un tramo de presencia obligatoria de 5 horas (de 9 a 14, salvo flexibilidad horaria de 1 hora antes o después) y un tramo flexible que sirve para completar horario a gusto del funcionario. Por lo tanto, se puede hacer un día 5 horas y otro 11 horas, que es lo máximo a día de hoy. El caso es que el número de horas realizadas a último día de mes sea igual o superior a multiplicar el número de días laborables del mismo por 7 horas y 54 minutos (con complemento específico B) o 7 horas y 24 minutos (con complemento específico A), los habituales para una jornada completa, u otros horarios teóricos diarios diferentes para jornadas parciales o especiales.

 

Partiendo de esta base, se puede elegir si madrugar o estar un rato más en la cama. Para quien tiene la costumbre de hacer cada día aproximadamente el horario diario teórico, la ventaja de levantarse antes es que también se sale antes y viceversa. Hay gente que prefiere hacer más horas los primeros días y tener el resto del mes un colchón de saldo positivo con el que jugar con la intención de salir antes los viernes y los últimos días del citado periodo. Para gustos los colores, también depende de la situación familiar, si se vive solo, en pareja y con/sin niños u otros familiares, teniendo que compaginar los horarios, quizá teniendo que llevar y/o recoger al colegio a los hijos a primera y/o última hora hora y para las comidas. Lo bueno es que sabemos que las 9, ó las 10 si se tiene flexibilización horaria, es la hora tope para hacer acto de presencia, una hora más que cómoda a mi modo de ver.

 

Otra ventaja importante es que desde hace unos años se han suprimido las dos tardes semanales que eran obligatorias para los empleados públicos con complemento específico B. Para ello, el reloj no contaba horario entre 15:15 y 16:00 horas, lo cual imposibilitaba cuadrar las horas mensuales acudiendo solo por las mañanas. Pienso que esta exigencia nunca tuvo sentido para las oficinas sin atención al público, era una especie de castigo que además perjudicaba mucho la conciliación de la vida laboral y familiar, por más que pudieras elegir qué día hacer las tardes y que no estuviese estipulado un tiempo mínimo (podías estar 5 minutos y marcharte).

 

Otra cuestión a tener en cuenta, y que ya he tratado en algún otro artículo, es el periodo de descanso, que es de un máximo de 30 minutos diarios. No es obligatorio, puede no salirse del centro de trabajo si no se quiere, pero es importante para todos. Puede disfrutarse a partir de las 10:30 horas y hasta las 14 horas y cada día puede tomarse cuando se quiera dentro de esa franja horaria, para lo cual se tiende a ponerse de acuerdo con los compañeros para que este tema no sea objeto de conflicto y evitar así quebrar la convivencia. Cada uno puede valorar si es mejor hacer uso de este tiempo a primera hora, a mitad de mañana o al final de la misma, teniendo en cuenta la hora en que se haya llegado, en la que se piense salir y la hora de la comida.

 

En todas estas cuestiones relativas a los horarios influyen en gran medida las condiciones del centro de trabajo: cuál es su localización, cuáles son los medios de comunicación para llegar y salir de él, la cercanía o lejanía con el domicilio, si tiene aparcamiento o si hay cafetería y/o restaurantes en las cercanías o incluso en las propias instalaciones.

 

También influye la época del año, pues en determinados momentos a primera hora es de noche y en otros ya ha amanecido, y lo mismo sucede en cuanto a la hora de anochecer por la tarde. Algo parecido pasa con la temperatura, sobran las explicaciones. Estas condiciones pueden hacer que te apetezca levantarte un poco antes o después o hacer horas por la tarde o no.

 

Personalmente, prefiero madrugar para salir antes e intentar hacer más o menos el horario teórico cada día, si es posible estando con saldo positivo por lo que pudiera pasar, pues nunca sabes cuándo puedes tener algún contratiempo. En caso de deber tiempo a final de mes, debe recuperarse en el mes siguiente, siempre y cuando estos números rojos se produzcan de forma excepcional y no se trate de una (mala) costumbre, entonces te llamarán la atención y con razón.